lunes, 16 de marzo de 2015

Disertación de la Q.·. H.·. Ser.·. Gr.·. M.·. Norma Mazur.

DESARROLLO DEL TRABAJO MASONICO
Fortalezas y debilidades, inserción en la sociedad



La década del setenta con sus logros y sus tragedias produjo un proceso de desintegración social que comenzó a gestarse duran te los años en los que surgió el movimiento hippie.  La búsqueda de una nueva identidad como ciudadanos de un mundo cada vez más comunicado llevó a las mujeres que comenzaban su vida adulta en ese entonces a enfrentarse con el paradigma del modelo forjado en el Siglo XIX que tuvo una pequeña apertura durante los tiempos de la 2º guerra mundial pero que continuaba imponiendo la figura de la sociedad dividida entre los “proveedores” (hombres) y las “reinas del hogar” (mujeres).
La integración masiva de la mujer al estudio medio universitario, así como el comienzo de su incorporación a tareas de oficios y profesiones históricamente masculinas modificó la actitud y la aptitud socio – económica de la mujer. 
Las sociedades son generalmente conservadoras en sus costumbres.  Aún hoy, transcurridos treinta años de ese cambio funcional importante dentro de la sociedad, muchas de las que lo hemos aplaudido y aún ayudado a gestar seguimos educando con los parámetros del XIX.  ¡Nuestras hijas mujeres no son educadas bajo los mismos conceptos que nuestros hijos varones!
La femineidad es indudablemente una actitud cultural.  Tratamos de mostrar la belleza, la pasividad, lo armonioso desde lo femenino y lo fuerte, lo dominante, lo constructivo desde lo masculino.  Sin embargo en la naturaleza y aún en parte de nuestro vocabulario lo femenino es lo fuerte y dominante: la tierra, la semilla, la generación, la herencia.  La definición por caracterización de las mujeres
como meramente femeninas así como la de los hombres como meramente masculinos establece códigos simplificadores que llevan a interpretaciones erróneas de las características del género.  Estas apreciaciones que son captadas masivamente por su superioridad traen como consecuencia la exacerbación de los pensamientos discriminatorios y una simbología de lo femenino y lo masculino que no se ajusta a lo verdadero pero si a su utilización como arma poderosa en manos de los discriminadores. 
Mabel Burrín ofrece una definición de género que consideramos interesante rescatar en estas líneas:
“…. género es una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores y conductas que diferencias a mujeres y varones.  Tal diferenciación es producto de un largo proceso histórico de construcción social, que no solo genera diferencias entre los géneros masculino y femenino, sino que, a la vez, esas diferencias implican desigualdades y jerarquías entre ambos”.  
Entre lo femenino y lo masculino debe existir complementación, al igual que ocurre con la sexualidad.   La mujer puede acceder a todas las profesiones, a todos los oficios y a toda tarea para la que se necesite a un ser humano si crea aptitudes para ello.  El desarrollo de su mente, así como de su cuerpo se lo permiten. 
Hay en este cambio algunas consideraciones que tener en cuenta.  Las mujeres tenemos que aprovechar la ventaja de aprender de los errores ya cometidos por los hombres cuando asumimos tareas que antes le pertenecían.  Heidegger definió al hombre como “un ser para la muerte”.  Las  mujeres debemos asumir al ser humano como un ser para la vida.  La vida es el mayor don que hemos recibido y no podemos despreciarlo.  Cuando se troncha una vida se hace desaparecer un espacio y un tiempo históricos irremplazables.  Así como la naturaleza tiene arrebatos que producen el caos y la muerte, los seres humanos no escapan a este sino pero tienen una facultad para poder lograrlo, su libre albedrío-. 
Hanna Arendt, una filósofa  de nuestro tiempo dijo: “vivan de manera que sus vidas merezcan ser contadas por lo que dieron a luz”. 
La mujer de hoy tiene la posibilidad de expresarse, de instruirse, de luchar por su libertad y la de sus hijos.  Tiene que descubrir los caminos por los que quiere transitar que no son necesariamente los que hasta ahora transitó el hombre.  Esos, deben ser analizados y corregidos en la medida de las nuevas necesidades y de los errores cometidos.  Tiene que construir sus propios templos que deberán erigirse integradores, ecuménicos para evitar que nuevamente las sociedades se dividan por los dogmas y los mitos.  Tiene que construirse a si misma como ser ético, interesado en la salud, en la educación, en el bienestar general, en la participación social, en el desarrollo de la ciencia y de la técnica para el mejor aprovechamiento de los bienes perecederos.  Tiene que hacer oír su opinión sobre los temas que hacen a la vida de la familia, a su economía, a su desarrollo y compartir con el hombre en igualdad de valoración las decisiones.  La mujer de hoy tiene que aprender a ser libre en el sentido ultimo de la libertad, que es el de la justa medida de todas las cosas. 
La Masonería femenina tiene ese desafío.  La historia de la incorporación de la mujer a esta filosofía y a sus órdenes muestra un camino errático.  Las preguntas que nos formulamos las mujeres siguen siendo las mismas que se hacían seguramente, en lo privado de su conciencia, nuestras abuelas:  ¿quién soy?, ¿dónde y para qué estoy?, ¿hacia dónde me dirijo?. 
Cuando entramos en un Templo nos sentimos como en casa, en paz y relajadas.  Dejamos el mundo de afuera detrás y nos reunimos con gente con igual mentalidad.  Trabajaremos de una forma particular que es común a todas las presentes.  Es probable que tengamos una reunón social después.  En ella se hablará de los sucesos cotidianos, de familia y eventuales.  La amistad que se hace en la Masonería es especial, podemos hallarnos en una reunión con otras dos mil personas y sentarnos junto a una desconocida que luego de las presentaciones ya no lo es porque tenemos algo en común. 
¿Cómo pues tiene que ser nuestro trabajo?. 
·         Además, de la enseñanza, de los principios generales y el simbolismo es necesario apuntar a erradicar las “culpas” que nos surgen por alejarnos durante esas horas de nuestros hogares y familias.  La necesidad de construir un tiempo especial para uno mismo que incluye este trabajo de aprendizaje masónico es imprescindible.
·         Legitimar dentro de la educación de la mujer masona lo que le es propio en cuanto a iniciativas, valores, emociones que casi siempre son descalificativos generando en el mundo profano desconfianza.  Ejemplo:  “Las mujeres son inestables en sus conceptos”, “Las mujeres generan enredos”,  A esto debemos contestar que toda generalización es una mentira y que estos funcionamientos no son privativos de la mujer porque también ocurre entre los hombres. 
·         También se debe legitimar el uso del “no”.  Utilizar las estrategias más hábiles para negarse a aceptar formulaciones que descalifiquen a la mujer. 
Promover que la mujer se incluya en comisiones de trabajo profano que apunten a rescatar los principios éticos de la Masonería.  Que la presencia de las mujeres se haga visible.  Que escriban a los medios de comunicación expresando su pensamiento progresista y formulando propuestas de cambio que fortalezcan nuestra filosofía. 
En los países latinoamericanos especialmente, el sector más pobre de la población es el que comprende a mujeres y niños.  Es necesario que nuestras Hermanas tomen conciencia de ello para que el trabajo solidario sea una de las tareas importantes dentro de la Orden. 
La imposibilidad de utilizar capitales familiares para inversiones sin el consenso del cónyuge, padre o jefe de familia, cosa que no ocurre con los varones, aumenta la insolvencia económica de las mujeres y por ello aceptan trabajos mal remunerados.  Las cifras muestran que la mayoría de las mujeres no aceptan cargos jerárquicos sino que son empleadas principalmente en rubros como:  enfermería, servicio doméstico, magisterio o secretarías. 
Tomemos conciencia del grave lugar que ocupamos pues estamos entrenadas para ser abusadas.  Mientras no tengamos posibilidades de una cultura alternativa avalamos peligrosas concepciones erróneas de la cultura hegemónica. 
Por cuestiones culturales y por la función que se les asigna a las mujeres en la división del trabajo por género, se supone que tienen el liderazgo de la reproducción y los varones el de la producción.  Esto ya no es así en el mundo globalizado en el que vivimos donde la mujer interviene en la producción a la par del hombre.  Sin embargo a nivel conciencia social este concepto aún no está arraigado.  Se debe trabajar para ello. 
La debilidad que enfrentamos es que debemos erradicar toda una mitología sobre el significado de lo que es ser una mujer enquistada en cada una de nosotras gracias a la educación sexista recibida.  Debemos pues, promover un estado de conciencia sobre el rol de la mujer y su actitud en el mundo. 
Para ello contamos con las Herramientas con las que se educa a la Mujer Masona. 
La poeta Blanca Ibáñez dice:  “Le pedí e una paloma que me enseñe a volar y temiendo al no regreso, le corté las alas”. 
El trabajo de la Masonería Femenina es ayudarnos a fortalecer nuestras alas para volar lo más alto posible y encontrar el cielo que buscamos. 

Ser.·. H.·. Norma Mazur


*La presente plancha es la base de una disertación de la Q.·. H.·. Ser.·. Gr.·. M.·. Norma Mazur.  

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