En estos días reiteradamente escucho y leo la
problemática de los planes de trabajo y deseo dar a conocer que pensamos en la
Masonería del Trabajo.
CONCEPTO DE TRABAJO PARA LA MASONERÍA
LA DIGNIDAD DEL TRABAJO
En su esencia, simbolizan el amor al trabajo, sea
físico, moral o intelectual. El trabajo
es el creador y el educador de la
vida. La cesación del trabajo es la muerte.
El trabajo es la dignidad del ser humano, su
emancipador, la garantía de su libertad y potencia progresista.
Este es el concepto que del trabajo tiene la
Masonería, por cuanto por el trabajo se progresa, se obtiene el bienestar, la
respetabilidad, la gratitud de las generaciones. Por él dominamos la naturaleza que nos rodea,
y sacamos de nuestro propio ser, poderosas y avasalladoras
energías, que, sin él, permanecerían
latentes y perdidas. Bien sabemos cuánto
dominio ha alcanzado y aún conserva la teoría de aquellos que dicen que el fin
de la Humanidad, es aproximarse a Dios por el abandono de todas las energías
productoras, para concentrarlas en la
oración; y la oración bien lo sabéis, a veces, no es sino la forma litúrgica por la cual el creyente
solicita de la divinidad, riqueza,
felicidad, el colmo de todos los deseos, y hasta la satisfacción del
odio y venganza.
La Masonería levanta el trabajo, como bandera
vencedora. Porque es preciso proclamarlo sin rodeos: si
hay colectividades que predican que el trabajo esclaviza al hombre, responde la
Masonería que lo educa para libertarlo;
si afirman que el trabajo es dolor, nosotras las masonas nos reunimos en estos
talleres para convertirlo en fuente de salud y alegría; si sostienen que el
trabajo embrutece, nuestros espíritus independientes y sedientos de verdad
afirman que levanta y dignifica y si dicen que es consecuencia del pecado,
nosotras lo levantamos como lábaro de perfectibilidad y redención.
Para ello utilizamos:
·
la Inteligencia
para comprender;
·
la Rectitud para
dirigirnos conforme a los preceptos de lo justo;
·
el Valor para
obrar,
·
la Prudencia para
no extraviarnos; y
·
la Filantropía para
expresar el amor a la Humanidad.
Según la Convención
Americana sobre los Derechos Humanos en su Art. 11 dice : “Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al
reconocimiento de su dignidad”.
Es verdad evidente que
la persona humana tiene una dignidad que deriva del hecho de ser,
ontológicamente una persona, y que el derecho debe reconocérsela por ser tal.
Nuestra Constitución
no enumera este derecho entre los explícitos, pero los incluye en los
implícitos del Art. 33, a más de algunas referencias a las condiciones dignas
de trabajo del Art 14 bis. Por ello, a las personas debemos darles la caña de pescar, no
el pescado, y para ello debemos también prepararlas para que puedan sostener su
trabajo.
La Constitución argentina carece de un enunciado análogo
al Art. 5.2 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos referido al
respeto a la integridad personal, o a la exención de malos tratos; pero incluye
implícitamente el derecho a la integridad como parte del derecho a la dignidad,
en el Art. 33 y expresamente asume la abolición de tormentos y azotes en el
Art. 18. El derecho a la integridad
física y psíquica, además de ser contenido como un derecho a la dignidad, forma
parte -de alguna manera- del derecho a al vida y a la salud los cuales componen
un plexo de derechos implícitos del Art. 33 de nuestra Constitución.
Beatriz Noto
M.·. M.·.
Discurso de Or.·.
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