La democracia es nuestra expresión de
vida más conocida, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el
pueblo, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres, e
iguales y las relaciones sociales se establecen mediante mecanismos
contractuales. Argentina concebida como
monárquica, pronto vio la luz de la democracia acunada por los movimientos
libertarios de América. Sus instituciones nacieron y crecieron impulsadas por las
corrientes religiosas que venían a esta tierra a evangelizar.
Los colonizadores, indudablemente
deseaban educar a sus hijos como lo hacían en Europa. Eso nos lleva a que la religión católica sea
la “dueña” de la educación. Así nacen los colegios confesionales
secundarios, las casas de altos estudios y las universidades que llegan hasta
nuestros días. Formaron a nuestros
grandes pensadores, estadistas y a un buen número de presidentes
argentinos.
La laicidad, en germen en el mundo, en
los siglos XVI y XVII, cobra forma en el XVIII., se completa con la influencia
de los francmasones en el texto de la Constitución de los Estados Unidos en 1887 y con la Declaración de los
Derechos del Hombre en Francia en 1889.
Cobran ímpetu en nuestras tierras y en 1853 la Argentina instaura la
laicidad, obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza, concepto que se completa
en 1883. La laicidad es una facultad de
carácter, y una virtud moral y cívica, que requiere de cualidades de
inteligencia, y tolerancia. Es una
facultad del derecho a la diversidad, a la diferencia. De allí que las ideas libertarias de la
revolución francesa. “Libertad, igualdad
y fraternidad”, se hacen carne en nuestros pensadores y se desarrollaran con
fuerza en el siglo XX. Argentina se
destacó por ser una cuna de simientes de alto nivel libre pensador.
Era natural que sus hombres se
inclinaran por el laicismo que no impone una visión del mundo, crea las
condiciones para que cada persona construya la propia. El “laicismo” estimula el respeto, la
tolerancia, la igualdad ante la ley y la libertad de conciencia.
Laos significa pueblo, el laico es el
hombre del pueblo. Pero, qué es el
laicismo, que es ser laico?. En primer
término es un Estado que no privilegia ninguna religión o concepción de vida,
confiere derechos y establece la igualdad para todos los habitantes. En segundo término se refiere a valores
confecciónales de las personas a quienes la libertad, la religión, y la
tolerancia constituyen fines fundamentales.
Estos se expresan en derecho a la educación pública, a la creación de escuelas y
hospitales, derecho a no privilegiar ninguna religión ni concepción ideal de
vida, garantizando la libre expresión de todos, dentro de ciertos límites. En el siglo XX se acuña el concepto más
profundo y que es el derecho del hombre a eliminar toda influencia religiosa en
la creación del derecho.
Se puede concluir en que el laicismo es
una aspiración hacia lo verdadero, lo bello, el bien, la tendencia del ser a la perfección, en su vida individual, en su
conducta con respecto a los seres, las cosas y las ideas, sustentado en un
Estado laico que le permite desarrollarse en toda su aspiración.
En Argentina, la Masonería Femenina
tiene muy poco tiempo. Es una niña, está
en etapa adolescente. Las Mujeres hemos
adoptado el Rito Escocés Antiguo y Aceptado que se caracteriza por su
espiritualidad, que proclama la existencia de un Principio creador bajo el
nombre del Gran Arquitecto del Universo.
Trabajamos invocando a un Principio trascendente.
La invocación escocista al Gran
Arquitecto del Universo transforma al Templo en un espacio sagrado y nos
permite participar en ceremonias que están más allá de lo humano situándonos en
un estado de receptividad interior.
Recibe a toda profana, cualesquiera sean sus opiniones políticas, o
religiosas, sólo se nos pide ser mujeres libres y de buenas costumbres. Completamos nuestra invocación a la Sabiduría la Fuerza y la Belleza.
Esto nos permite definir a Dios como su conciencia lo
conciba. Esta vía nos aclara que las
mujeres que estamos en la
Masonería somos laicas, proclamamos la espiritualidad,
estamos en la búsqueda de las verdades universales escondidas en nuestros
símbolos.
El adjetivo laico, definido como “lo que
pertenece al pueblo, a la gente” nos define a las mujeres como personas que
estamos trabajando para una espiritualidad laica. Es lo opuesto a la intolerancia que
caracteriza al anticlericalismo, al fundamentalismo, al integrismo y al totalitarismo.
Las mujeres de la Masonería Femenina
tenemos una gran tarea. No todas tenemos
la suerte de estar en la Masonería. Por eso nuestra misión es
un poco más complicada. A través de la
historia, las mujeres fuimos educadas para seguir a los hombres, ocupar un
segundo lugar, vivir en un mundo gobernado por y para los hombres. Por suerte eso está cambiando. Las mujeres en algunos países, aunque sea por
medio de leyes discriminatorias que obligan a incluirnos en sus listados para
cargos políticos, o por que queda bien que una empresa tenga en los cargos de
decisión a mujeres, se está llegando a los cargos de decisión y, algo, aunque sea muy lento, el acceso de la
mujer a espacios decidores, está
cambiando.
Lo real es que la Masonería Femenina tiene un gran desafío, formar mujeres libres
y de buenas costumbres, y que rechace toda clasificación de los hombres en
categorías que no sean de la inteligencia, de la capacidad de trabajo, de valor
moral, categorías establecidas por la razón.
Si apoyándonos en l posibilidad de desarrollo cultural, psíquico y
moral, basado en la libertad de pensamiento, y cumpliendo con el deber de
practicar el arte real, de buscar la verdad rechazando las fórmulas fáciles de
aceptar verdades ajenas que pueden ser dogmas que nos harían esclavas de otros
hombres o dogmas.
Cuál es el desafío?, encontrar la manera
de atraer más mujeres hacia la
Masonería , formarnos, y llevar a la sociedad el ideal de
libertad que es laico porque propugna el libre examen y pensamiento. El ideal de igualdad partiendo de la igualdad
de derechos con los hombres y el ideal de fraternidad porque significa la
aceptación de la libertad ajena y la igualdad respecto de una misma.
El planteo es cómo ahondar en el ideal
laico que siempre va a la vanguardia porque todo es materia de estudio, de
búsqueda de profundización. Cuando se
habla de laicismo, es muy frecuente escuchar que sus detractores se refieran a
la pérdida de valores de nuestro tiempo, y de ello se culpa a la falta de
religiosidad, a la poca práctica de las religiones. Cómo podemos cambiar esto?. Fácil sería decir con más trabajo, acentuando
las prácticas democráticas. Y creo que este es el gran escollo a sortear.
Aquí creo que es donde debemos sentarnos
y en grupos de estudio, conventos, cursos.
Los Maestros debemos poner las inquietudes sobre la mesa y pensar nuevas
formas de trabajar todos estos valores para que se puedan volcar a la
sociedad. Pensar en nuestros claustros
cual es la forma de movilizar a nuestras adeptas, a las mujeres en general y a
la sociedad toda, para trabajar en la búsqueda de una serie consignas que nos
abran el camino para llegar a nuestros grupos sociales y aportar los ideales
del laicismo. Son acciones difíciles,
pero que se deben plantear.
Tengo la inquietud, traigo la
propuesta. Trabajemos, generemos un
compromiso de nuestros pares de buscar las formas de impulsar la educación
de: primero nuestros adeptos, después
volcarlos a la sociedad. Tal vez
utilizando los medios masivos de comunicación, a través de las redes sociales,
de los clubes, de las sociedades de fomento.
No lo sé. Esa es la propuesta, la
búsqueda de una forma común, con los matices necesarios de acuerdo a las características
de los pueblos o grupos sociales a los que estén dirigidos de hacer llegar
nuestros mensajes, invitar a pensar, a actuar en libertad, defendiendo nuestros
derechos pero sobre todo generando y enfatizando no una vuelta a los valores
filosóficos del siglo XIX, sino converger en una línea de respeto y de
tolerancia, de límites y de espiritualidad.
Nuestra América todavía está sometida a
injusticias, pobreza, falta de igualdad de oportunidades, y el laicismo no se
concibe sin igualdad de posibilidades para instruirse, y educarse, acceder a
trabajos y al bienestar. Solo se es
laico y libre si podemos utilizar esta maravillosa herramienta de cambio hacia
la mayor igualdad posible.
Beatriz Noto
M.·. M.·.
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