miércoles, 21 de enero de 2015

LAICISMO Y DEMOCRACIA

La democracia es nuestra expresión de vida más conocida, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres, e iguales y las relaciones sociales se establecen mediante mecanismos contractuales.   Argentina concebida como monárquica, pronto vio la luz de la democracia acunada por los movimientos libertarios de América.  Sus instituciones  nacieron y crecieron impulsadas por las corrientes religiosas que venían a esta tierra a evangelizar. 
Los colonizadores, indudablemente deseaban educar a sus hijos como lo hacían en Europa.  Eso nos lleva a que la religión católica sea la “dueña”  de la educación.  Así nacen los colegios confesionales secundarios, las casas de altos estudios y las universidades que llegan hasta nuestros días.  Formaron a nuestros grandes pensadores, estadistas y a un buen número de presidentes argentinos. 
La laicidad, en germen en el mundo, en los siglos XVI y XVII, cobra forma en el XVIII., se completa con la influencia de los francmasones en el texto de la Constitución de los Estados Unidos en 1887 y con la Declaración de los Derechos del Hombre en Francia en 1889.  Cobran ímpetu en nuestras tierras y en 1853 la Argentina instaura la laicidad, obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza, concepto que se completa en 1883.  La laicidad es una facultad de carácter, y una virtud moral y cívica, que requiere de cualidades de inteligencia, y tolerancia.  Es una facultad del derecho a la diversidad, a la diferencia.  De allí que las ideas libertarias de la revolución francesa.  “Libertad, igualdad y fraternidad”, se hacen carne en nuestros pensadores y se desarrollaran con fuerza en el siglo XX.  Argentina se destacó por ser una cuna de simientes de alto nivel libre pensador. 
Era natural que sus hombres se inclinaran por el laicismo que no impone una visión del mundo, crea las condiciones para que cada persona construya la propia.  El “laicismo” estimula el respeto, la tolerancia, la igualdad ante la ley y la libertad de conciencia.
Laos significa pueblo, el laico es el hombre del pueblo.  Pero, qué es el laicismo, que es ser laico?.  En primer término es un Estado que no privilegia ninguna religión o concepción de vida, confiere derechos y establece la igualdad para todos los habitantes.  En segundo término se refiere a valores confecciónales de las personas a quienes la libertad, la religión, y la tolerancia constituyen fines fundamentales.  Estos se expresan en derecho a la educación  pública, a la creación de escuelas y hospitales, derecho a no privilegiar ninguna religión ni concepción ideal de vida, garantizando la libre expresión de todos, dentro de ciertos límites.  En el siglo XX se acuña el concepto más profundo y que es el derecho del hombre a eliminar toda influencia religiosa en la creación del derecho. 
Se puede concluir en que el laicismo es una aspiración hacia lo verdadero, lo bello, el bien, la tendencia del ser  a la perfección, en su vida individual, en su conducta con respecto a los seres, las cosas y las ideas, sustentado en un Estado laico que le permite desarrollarse en toda su aspiración.   
En Argentina, la Masonería Femenina tiene muy poco tiempo.  Es una niña, está en etapa adolescente.  Las Mujeres hemos adoptado el Rito Escocés Antiguo y Aceptado que se caracteriza por su espiritualidad, que proclama la existencia de un Principio creador bajo el nombre del Gran Arquitecto del Universo.  Trabajamos invocando a un Principio trascendente. 
La invocación escocista al Gran Arquitecto del Universo transforma al Templo en un espacio sagrado y nos permite participar en ceremonias que están más allá de lo humano situándonos en un estado de receptividad interior.  Recibe a toda profana, cualesquiera sean sus opiniones políticas, o religiosas, sólo se nos pide ser mujeres libres y de buenas costumbres.  Completamos nuestra invocación a la Sabiduría la Fuerza y la Belleza.  Esto nos permite definir a Dios como su conciencia lo conciba.  Esta vía nos aclara que las mujeres que estamos en la Masonería somos laicas, proclamamos la espiritualidad, estamos en la búsqueda de las verdades universales escondidas en nuestros símbolos. 
El adjetivo laico, definido como “lo que pertenece al pueblo, a la gente” nos define a las mujeres como personas que estamos trabajando para una espiritualidad laica.  Es lo opuesto a la intolerancia que caracteriza al anticlericalismo, al fundamentalismo, al integrismo y al totalitarismo. 
Las mujeres de la Masonería Femenina tenemos una gran tarea.  No todas tenemos la suerte de estar en la Masonería.  Por eso nuestra misión es un poco más complicada.  A través de la historia, las mujeres fuimos educadas para seguir a los hombres, ocupar un segundo lugar, vivir en un mundo gobernado por y para los hombres.  Por suerte eso está cambiando.  Las mujeres en algunos países, aunque sea por medio de leyes discriminatorias que obligan a incluirnos en sus listados para cargos políticos, o por que queda bien que una empresa tenga en los cargos de decisión a mujeres, se está llegando a los cargos de decisión y,  algo, aunque sea muy lento, el acceso de la mujer a espacios decidores,  está cambiando.
Lo real es que la Masonería Femenina  tiene un gran desafío, formar mujeres libres y de buenas costumbres, y que rechace toda clasificación de los hombres en categorías que no sean de la inteligencia, de la capacidad de trabajo, de valor moral, categorías establecidas por la razón.  Si apoyándonos en l posibilidad de desarrollo cultural, psíquico y moral, basado en la libertad de pensamiento, y cumpliendo con el deber de practicar el arte real, de buscar la verdad rechazando las fórmulas fáciles de aceptar verdades ajenas que pueden ser dogmas que nos harían esclavas de otros hombres o dogmas. 
Cuál es el desafío?, encontrar la manera de atraer más mujeres hacia la Masonería, formarnos, y llevar a la sociedad el ideal de libertad que es laico porque propugna el libre examen y pensamiento.  El ideal de igualdad partiendo de la igualdad de derechos con los hombres y el ideal de fraternidad porque significa la aceptación de la libertad ajena y la igualdad respecto de una misma. 
El planteo es cómo ahondar en el ideal laico que siempre va a la vanguardia porque todo es materia de estudio, de búsqueda de profundización.  Cuando se habla de laicismo, es muy frecuente escuchar que sus detractores se refieran a la pérdida de valores de nuestro tiempo, y de ello se culpa a la falta de religiosidad, a la poca práctica de las religiones.  Cómo podemos cambiar esto?.  Fácil sería decir con más trabajo, acentuando las prácticas democráticas. Y creo que este es el gran escollo a sortear.
Aquí creo que es donde debemos sentarnos y en grupos de estudio, conventos, cursos.  Los Maestros debemos poner las inquietudes sobre la mesa y pensar nuevas formas de trabajar todos estos valores para que se puedan volcar a la sociedad.  Pensar en nuestros claustros cual es la forma de movilizar a nuestras adeptas, a las mujeres en general y a la sociedad toda, para trabajar en la búsqueda de una serie consignas que nos abran el camino para llegar a nuestros grupos sociales y aportar los ideales del laicismo.  Son acciones difíciles, pero que se deben plantear. 
Tengo la inquietud, traigo la propuesta.  Trabajemos, generemos un compromiso de nuestros pares de buscar las formas de impulsar la educación de:  primero nuestros adeptos, después volcarlos a la sociedad.  Tal vez utilizando los medios masivos de comunicación, a través de las redes sociales, de los clubes, de las sociedades de fomento.  No lo sé.  Esa es la propuesta, la búsqueda de una forma común, con los matices necesarios de acuerdo a las características de los pueblos o grupos sociales a los que estén dirigidos de hacer llegar nuestros mensajes, invitar a pensar, a actuar en libertad, defendiendo nuestros derechos pero sobre todo generando y enfatizando no una vuelta a los valores filosóficos del siglo XIX, sino converger en una línea de respeto y de tolerancia, de límites y de espiritualidad. 
Nuestra América todavía está sometida a injusticias, pobreza, falta de igualdad de oportunidades, y el laicismo no se concibe sin igualdad de posibilidades para instruirse, y educarse, acceder a trabajos y al bienestar.  Solo se es laico y libre si podemos utilizar esta maravillosa herramienta de cambio hacia la mayor igualdad posible.
Beatriz Noto

M.·. M.·.

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