viernes, 31 de julio de 2015

CONCEPTO DE TRABAJO PARA LA MASONERÍA

En estos días reiteradamente escucho y leo la problemática de los planes de trabajo y deseo dar a conocer que pensamos en la Masonería del Trabajo. 
CONCEPTO DE TRABAJO PARA LA MASONERÍA
LA DIGNIDAD DEL TRABAJO
En su esencia, simbolizan el amor al trabajo, sea físico, moral o intelectual.  El trabajo es el creador y el educador de la vida.   La cesación del trabajo es la muerte.  El trabajo es la dignidad del ser humano, su emancipador, la garantía de su libertad y potencia progresista. 
Este es el concepto que del trabajo tiene la Masonería, por cuanto por el trabajo se progresa, se obtiene el bienestar, la respetabilidad, la gratitud de las generaciones.  Por él dominamos la naturaleza que nos rodea, y  sacamos  de nuestro propio ser, poderosas y avasalladoras energías, que, sin él,  permanecerían latentes y perdidas.  Bien sabemos cuánto dominio ha alcanzado y aún conserva la teoría de aquellos que dicen que el fin de la Humanidad, es aproximarse a Dios por el abandono de todas las energías productoras, para  concentrarlas en la oración; y la oración bien lo sabéis, a veces, no es sino la  forma litúrgica por la cual el creyente solicita de la divinidad, riqueza,  felicidad, el colmo de todos los deseos, y hasta la satisfacción del odio y venganza. 
La Masonería levanta el trabajo, como bandera vencedora.   Porque es preciso proclamarlo sin rodeos: si hay colectividades que predican que el trabajo esclaviza al hombre, responde la Masonería que lo educa para  libertarlo; si afirman que el trabajo es dolor, nosotras las masonas nos reunimos en estos talleres para convertirlo en fuente de salud y alegría; si sostienen que el trabajo embrutece, nuestros espíritus independientes y sedientos de verdad afirman que levanta y dignifica y si dicen que es consecuencia del pecado, nosotras lo levantamos como lábaro de perfectibilidad y redención. 
Para ello utilizamos:
·        la Inteligencia para comprender;
·        la Rectitud para dirigirnos conforme a los preceptos de lo justo;
·        el Valor para obrar,
·        la Prudencia para no extraviarnos; y
·        la Filantropía para expresar el amor a  la Humanidad.  
Según la Convención Americana sobre los Derechos Humanos en su Art. 11 dice : “Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad”.  
Es verdad evidente que la persona humana tiene una dignidad que deriva del hecho de ser, ontológicamente una persona, y que el derecho debe reconocérsela por ser tal.
Nuestra Constitución no enumera este derecho entre los explícitos, pero los incluye en los implícitos del Art. 33, a más de algunas referencias a las condiciones dignas de trabajo del Art 14 bis.   Por ello, a las personas debemos darles la caña de pescar, no el pescado, y para ello debemos también prepararlas para que puedan sostener su trabajo. 
La Constitución argentina carece de un enunciado análogo al Art. 5.2 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos referido al respeto a la integridad personal, o a la exención de malos tratos; pero incluye implícitamente el derecho a la integridad como parte del derecho a la dignidad, en el Art. 33 y expresamente asume la abolición de tormentos y azotes en el Art. 18.  El derecho a la integridad física y psíquica, además de ser contenido como un derecho a la dignidad, forma parte -de alguna manera- del derecho a al vida y a la salud los cuales componen un plexo de derechos implícitos del Art. 33 de nuestra Constitución.  

Beatriz Noto
M.·. M.·.

Discurso de Or.·. 

DESARROLLO DEL TRABAJO MASONICO

El presente trabajo fue escrito por la Q.·. H.·. Serenísima Gr.·. M.·. cuyo nombre lleva nuestra Logia. 
En estos días que se habla de trabajo aquí va el concepto de Trabajo Masónico. 

DESARROLLO DEL TRABAJO MASONICO
Fortalezas y debilidades, inserción en la sociedad

Ser.·. Gr.·. M.·. Norma E. Mazur


La década del setenta con sus logros y sus tragedias produjo un proceso de desintegración social que comenzó a gestarse duran te los años en los que surgió el movimiento hippie.  La búsqueda de una nueva identidad como ciudadanos de un mundo cada vez más comunicado llevó a las mujeres que comenzaban su vida adulta en ese entonces a enfrentarse con el paradigma del modelo forjado en el Siglo XIX que tuvo una pequeña apertura durante los tiempos de la 2º guerra mundial pero que continuaba imponiendo la figura de la sociedad dividida entre los “proveedores” (hombres) y las “reinas del hogar” (mujeres).

La integración masiva de la mujer al estudio medio universitario, así como el comienzo de su incorporación a tareas de oficios y profesiones históricamente masculinas modificó la actitud y la aptitud socio – económica de la mujer. 

Las sociedades son generalmente conservadoras en sus costumbres.  Aún hoy, transcurridos treinta años de ese cambio funcional importante dentro de la sociedad, muchas de las que lo hemos aplaudido y aún ayudado a gestar seguimos educando con los parámetros del XIX.  ¡Nuestras hijas mujeres no son educadas bajo los mismos conceptos que nuestros hijos varones!

La femineidad es indudablemente una actitud cultural.  Tratamos de mostrar la belleza, la pasividad, lo armonioso desde lo femenino y lo fuerte, lo

dominante, lo constructivo desde lo masculino.  Sin embargo en la naturaleza y aún en parte de nuestro vocabulario lo femenino es lo fuerte y dominante: la tierra, la semilla, la generación, la herencia.  La definición por caracterización de las mujeres como meramente femeninas así como la de los hombres como meramente masculinos establece códigos simplificadores que llevan a interpretaciones erróneas de las características del género.  Estas apreciaciones que son captadas masivamente por su superioridad traen como consecuencia la exacerbación de los pensamientos discriminatorios y una simbología de lo femenino y lo masculino que no se ajusta a lo verdadero pero si a su utilización como arma poderosa en manos de los discriminadores. 

Mabel Burrín ofrece una definición de género que consideramos interesante rescatar en estas líneas:

“…. género es una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores y conductas que diferencias a mujeres y varones.  Tal diferenciación es producto de un largo proceso histórico de construcción social, que no solo genera diferencias entre los géneros masculino y femenino, sino que, a la vez, esas diferencias implican desigualdades y jerarquías entre ambos”.  

Entre lo femenino y lo masculino debe existir complementación, al igual que ocurre con la sexualidad.   La mujer puede acceder a todas las profesiones, a todos los oficios y a toda tarea para la que se necesite a un ser humano si crea aptitudes para ello.  El desarrollo de su mente, así como de su cuerpo se lo permiten. 

Hay en este cambio algunas consideraciones que tener en cuenta.  Las mujeres tenemos que aprovechar la ventaja de aprender de los errores ya cometidos por los hombres cuando asumimos tareas que antes le pertenecían.  Heidegger definió al hombre como “un ser para la muerte”.  Las  mujeres debemos asumir al ser humano como un ser para la vida.  La vida es el mayor don que hemos recibido y no podemos despreciarlo.  Cuando se troncha una vida se hace desaparecer un espacio y un tiempo históricos irremplazables.  Así como la naturaleza tiene arrebatos que producen el caos y la muerte, los seres humanos no escapan a este sino pero tienen una facultad para poder lograrlo, su libre albedrío-. 

Hanna Arendt, una filósofa  de nuestro tiempo dijo: “vivan de manera que sus vidas merezcan ser contadas por lo que dieron a luz”. 

La mujer de hoy tiene la posibilidad de expresarse, de instruirse, de luchar por su libertad y la de sus hijos.  Tiene que descubrir los caminos por los que quiere transitar que no son necesariamente los que hasta ahora transitó el hombre.  Esos, deben ser analizados y corregidos en la medida de las nuevas necesidades y de los errores cometidos.  Tiene que construir sus propios templos que deberán erigirse integradores, ecuménicos para evitar que nuevamente las sociedades se dividan por los dogmas y los mitos.  Tiene que construirse a si misma como ser ético, interesado en la salud, en la educación, en el bienestar general, en la participación social, en el desarrollo de la ciencia y de la técnica para el mejor aprovechamiento de los bienes perecederos.  Tiene que hacer oír su opinión sobre los temas que hacen a la vida de la familia, a su economía, a su desarrollo y compartir con el hombre en igualdad de valoración las decisiones.  La mujer de hoy tiene que aprender a ser libre en el sentido ultimo de la libertad, que es el de la justa medida de todas las cosas. 

La Masonería femenina tiene ese desafío.  La historia de la incorporación de la mujer a esta filosofía y a sus órdenes muestra un camino errático.  Las preguntas que nos formulamos las mujeres siguen siendo las mismas que se hacían seguramente, en lo privado de su conciencia, nuestras abuelas:  ¿quién soy?, ¿dónde y para qué estoy?, ¿hacia dónde me dirijo?. 

Cuando entramos en un Templo nos sentimos como en casa, en paz y relajadas.  Dejamos el mundo de afuera detrás y nos reunimos con gente con igual mentalidad.  Trabajaremos de una forma particular que es común a todas las presentes.  Es probable que tengamos una reunón social después.  En ella se hablará de los sucesos cotidianos, de familia y eventuales.  La amistad que se hace en la Masonería es especial, podemos hallarnos en una reunión con otras dos mil personas y sentarnos junto a una desconocida que luego de las presentaciones ya no lo es porque tenemos algo en común. 

¿Cómo pues tiene que ser nuestro trabajo?. 

·        Además, de la enseñanza, de los principios generales y el simbolismo es necesario apuntar a erradicar las “culpas” que nos surgen por alejarnos durante esas horas de nuestros hogares y familias.  La necesidad de construir un tiempo especial para uno mismo que incluye este trabajo de aprendizaje masónico es imprescindible.

·        Legitimar dentro de la educación de la mujer masona lo que le es propio en cuanto a iniciativas, valores, emociones que casi siempre son descalificativos generando en el mundo profano desconfianza.  Ejemplo:  “Las mujeres son inestables en sus conceptos”, “Las mujeres generan enredos”,  A esto debemos contestar que toda generalización es una mentira y que estos funcionamientos no son privativos de la mujer porque también ocurre entre los hombres. 

·        También se debe legitimar el uso del “no”.  Utilizar las estrategias más hábiles para negarse a aceptar formulaciones que descalifiquen a la mujer.
 
Promover que la mujer se incluya en comisiones de trabajo profano que apunten a rescatar los principios éticos de la Masonería.  Que la presencia de las mujeres se haga visible.  Que escriban a los medios de comunicación expresando su pensamiento progresista y formulando propuestas de cambio que fortalezcan nuestra filosofía. 

En los países latinoamericanos especialmente, el sector más pobre de la población es el que comprende a mujeres y niños.  Es necesario que nuestras Hermanas tomen conciencia de ello para que el trabajo solidario sea una de las tareas importantes dentro de la Orden. 

La imposibilidad de utilizar capitales familiares para inversiones sin el consenso del cónyuge, padre o jefe de familia, cosa que no ocurre con los varones, aumenta la insolvencia económica de las mujeres y por ello aceptan trabajos mal remunerados.  Las cifras muestran que la mayoría de las mujeres no aceptan cargos jerárquicos sino que son empleadas principalmente en rubros como:  enfermería, servicio doméstico, magisterio o secretarías. 

Tomemos conciencia del grave lugar que ocupamos pues estamos entrenadas para ser abusadas.  Mientras no tengamos posibilidades de una cultura alternativa avalamos peligrosas concepciones erróneas de la cultura hegemónica. 

Por cuestiones culturales y por la función que se les asigna a las mujeres en la división del trabajo por género, se supone que tienen el liderazgo de la reproducción y los varones el de la producción.  Esto ya no es así en el mundo globalizado en el que vivimos donde la mujer interviene en la producción a la par del hombre.  Sin embargo a nivel conciencia social este concepto aún no está arraigado.  Se debe trabajar para ello. 

La debilidad que enfrentamos es que debemos erradicar toda una mitología sobre el significado de lo que es ser una mujer enquistada en cada una de nosotras gracias a la educación sexista recibida.  Debemos pues, promover un estado de conciencia sobre el rol de la mujer y su actitud en el mundo. 

Para ello contamos con las Herramientas con las que se educa a la Mujer Masona. 




La poeta Blanca Ibáñez dice:  “Le pedí e una paloma que me enseñe  a volar y temiendo al no regreso, le corté las alas”. 

El trabajo de la Masonería Femenina es ayudarnos a fortalecer nuestras alas para volar lo más alto posible y encontrar el cielo que buscamos. 

Ser.·. H.·. Norma Mazur




































jueves, 16 de abril de 2015

¿LA MASONERÍA ES UNA ESCUELA FILOSÓFICA?

A L.·. G.·.D .·.G.·. A.·. D.·. U.·.  
Valle de Remedios de Escalada,  28 de marzo, e.·. v.·.
LA MASONERÍA ES UNA ESCUELA FILOSÓFICA?,
ES UNA SOCIEDAD INICIÁTICA EN LA QUE SE ENCUENTRAN LAS DIFERENTES ESCUELAS DE PENSAMIENTO Y CONCEPCIONES DE LA VIDA.

En general, se entiende como filosofía a la búsqueda intelectual  del conocimiento por sí mismo, a través del desarrollo de una concepción personal, que considera una forma de interpretación de la realidad, de la vida, y de los fenómenos cognoscibles por el hombre.   
En su sentido vulgar se ha llegado a usar el concepto de filosofía también para referirse a las actitudes y valores básicos, que las personas pueden tener frente a nuestro actuar diario.   
En Masonería hay diferentes interpretaciones sobre lo que es la filosofía, quizás tantas como miembros de las logias.   
Obviamente, la diferencia de nosotras las masonas respecto a la gente vulgar, es que estamos inducias a filosofar, en tanto, la gente vulgar  tiene  una opción más libre, más propia de su voluntad y arbitrio.
Las masonas, iniciáticamente tenemos la responsabilidad de reflexionar filosóficamente.   
La filosofía es como una búsqueda del saber y de la sabiduría, en torno al análisis e interpretación de los fenómenos cognoscibles por el hombre, es decir, una búsqueda sustentada en el estudio y no en la simple opinión o la simple voluntad.   
Luego, si la Fran Masonería  propone al iniciado hacer una búsqueda de la verdad y de la perfectibilidad, está invitándolo a filosofar y a estudiar los fenómenos cognoscibles, sino a expresar opiniones que reflejen ideas sustentadas en aspectos éticos, científicos, estéticos, etc., cognoscentes y cognoscibles.  Desde luego, no le propone una dimensión o una concepción filosófica en particular, ya que eso solo le compete a cada cual, según sus capacidades y arbitrios, incluyendo no optar por ninguna escuela filosófica en particular.  De allí, el ECLECTICISMO.   
La filosofía es una forma de expresión de las ideas.  Seguramente la más integral y las más profunda, porque considera una visión más amplia.  En sus ámbitos de dominio, se distinguen innúmeras escuelas, que determinan posiciones absolutamente definidas, sobre cómo entender la realidad del conocimiento.  Como la razón, la cultura o la civilización, la filosofía evoluciona, se transmuta.  Su ámbito de exploración es intrínsecamente exotérico, porque ve al hombre en su transcurrir histórico.   
Pero, también hay otras formas de percibir e interpretar la realidad, que tienen alcances más limitados, tales como las ideologías o las llamadas “corrientes de opinión”, las que, en sí mismas, no necesariamente pueden tener un alcance filosófico. 
Tomemos como ejemplo a los pitagóricos.  Cuando hablamos de esta escuela esotérica griega, diremos pitagóricos cuando nos estamos refiriendo a una comprensión filosófica de sus contenidos, y a personas que se identificaban con esa concepción de la vida.  Pero, cuando hablamos de pitagorismo, estamos hablando de un conjunto de ideas planteadas para la acción, es decir, de una ideología.  Lo mismo ocurre con el pensamiento de Marx, pues, es apropiado hablar de la filosofía marxiana, cuando nos referimos a su forma de interpretar de la realidad, y de marxismo, cuando estudiamos su ideología que nos propone cambiar esa realidad.  Podemos hablar del pensamiento socrático, pero, no podemos hablar de socratismo, en tanto, Sócrates no planteó una opción para modificar la realidad.   
Los ismos implican siempre una opción a concretizar, un contenido modificatorio, lo que no necesariamente tiene la filosofía en su carácter.  Los ismos corresponden a una situación de vanguardia, lo que implica un objetivo a lograr:  un efecto en la sociedad, en el transcurrir histórico, hacia un evento tras el horizonte del momento que el pensador vive.   
Frente a lo expresado: ¿Debemos entender que la Masonería tiene una interpretación definida sobre lo cognoscible?.   
Distante de los objetivos inmediatos de la filosofía, la Masonería recoge la vertiente esotérica del conocimiento humano. No tiene límites temporales. Nos incita a la búsqueda de la verdad y del conocimiento, a usar las herramientas que éste ha construido para hacer posible el descubrimiento de la verdad y el desarrollo del conocimiento.   
Si hubiese una filosofía masónica, deberíamos reconocer que existe una masonería acotada a un tiempo específico, al tiempo en que esa comprensión de la realidad es posible, de acuerdo a la realidad que se vive, al grado de conocimiento que ella expresa. Así, si hubiese una filosofía masónica, la Masonería moriría con ella, porque no hay filosofía perenne, no hay una filosofía que escape al episodio histórico, a las circunstancias de un tiempo y un lugar.   
La Masonería no tiene ideología, ni tiene filosofía, aunque filosofe y los masones reconozcan el valor de determinadas ideologías.  Así, no podemos hablar de “masonismo”, porque ello significaría la pérdida del carácter docente y esotérico que ella contiene.    
El posible que la Masonería haga una propuesta filosófica, a partir de determinados contenidos masónicos, pero, esa filosofía no corresponderá a una opción de la Orden, sino que será propia de aquellos masones que la puedan sustentar.   
Ha sido mi palabra
S.·. F.·. U.·.
Susana Beltrame
M.·.Or.·.


Importancia del Agape Fraterno al término de las Tenidas

A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
Valle de Remedios de Escalada, 4 de abril de 2015, e.·. v.·.

Resp.·. Log.·. Mas.·. Sim.·. Fem.·. Norma Mazur Nº25
Ven.·. M.·.
Qq.·. Hh.·. Mm.·.
Qq.·. Hh.·. Cc.·.
Qq.·. Hh.·. todas :
Importancia del Agape Fraterno al término de las Tenidas
El Ágape Fraterno celebrado al término de las Tenidas o reuniones masónicas es "casi obligatorio" porque es el ámbito "donde se fortalecen los lazos fraternales".   Forma parte de la Tenida y por lo tanto tiene sus propias reglas.   Asimismo, en las celebraciones Masónicas, se sigue un orden Ritual y su marco exterior son los brindis y el orden establecido del uso de la palabra para cada H.·.  El marco interior lo conforman las palabras que aquel pronuncia, bajo la dirección de la M.·. de Ceremonias y de acuerdo con la Ven.·. Maestra.  Es el espacio donde todos los miembros de la Logia pueden y deben aportar opiniones y reflexiones susceptibles de enriquecer al Taller.  No hay indicaciones previas sobre los temas de los "Trabajos" en el ágape, pero pueden significar, bien llevados, una gran ayuda para orientar a las Hermanas en el camino de ser una buena Masona.
La palabra “ágape”, proviene del griego y significa amor puro, amor-caridad, significando caridad, aquí, algo que tiene un gran precio, es caro, es precioso y en consecuencia sagrado.   La noción de comida compartida nos llega de los primeros cristianos, que ven en el hecho de compartir los alimentos, era una ocasión complementaria para reunirse y manifestar su amor por Jesús, pero nada no tenía nada que ver con un festín o banquete.  La fraternidad entre los comensales reinaba sobre la materialidad de comer o beber. 

El sustantivo latino ágape deriva del griego y significa:  amor, amistad, caridad, que los traductores de la Biblia al latín tradujeron como charitas (caridad).  Los primeros cristianos usaban el plural, agapai y después el latín ágape para designar las cenas litúrgicas fraternales orientadas hacia la unión de los asistentes y ayuda a los más necesitados, al igual que las comidas-reuniones religiosas judías denominadas haburot.
De acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, Ágape se utiliza en referencia a la comida fraternal de carácter religioso que se realizaba entre los primeros cristianos, destinada a estrechar los lazos que los unían, aunque después de desvirtuó su objeto, siendo pretexto para cometer los más diversos excesos que condujeron a su condena por parte de san Pablo y prohibidos en el siglo IV por el clero. Con ese sentido fue que llegó al español, como sinónimo de banquete o comida abundante para celebrar algún acontecimiento.
El tomar alimentos y bebidas como “acto ritual” se remonta a tiempos inmemoriales, encontrándose en los misterios más antiguos y formando parte de las tradiciones místico religiosas de casi todas las culturas, inclusive en aquellas en apariencia carentes de contacto.  Sólo con la simple recopilación histórica de los lugares y civilizaciones donde se ha efectuado esta práctica, tendríamos suficiente material para hacer varios volúmenes, pues hay sobrada evidencia de que la ingestión ritual de alimentos y bebidas se ha realizado entre mayas y aztecas, celtas y druidas, egipcios y hebreos, griegos y romanos; también entre los cristianos antiguos y aún entre los modernos, pudiendo apreciarse hoy en día en religiones como la católica. 
Asimismo, encontré una referencia a José de Acosta, quién en su libro Predicación del Evangelio en las Indias (1570), se refiere al ágape así:  “Esta fue, entre otras, la causa de que los apóstoles creasen los diáconos para que sirviesen la mesa de los pobres, y entonces floreció la costumbre del ágape que después languideció y no quedaron de ella sino vestigios, a fin de que no se consintiese haber ningún pobre entre los fieles”.  “Un banquete reúne a los congregados en cierta especie de comunión mística donde se distribuyen como manjares las palabras de Verdad y la alegría triunfante de haberlas recibido. 

Algo parecido es el espíritu de nuestro ágape o del banquete masónico, para nosotras se impone el espíritu fraterno.  La fraternidad no es solo un sentimiento interpersonal elevado, es una forma de estar, es una comunión indestructible de hombres y mujeres que, muy diferentes en apariencia en su vida cotidiana, se unen en su vida iniciática, se reconocen todos como unidos por un sentimiento idéntico, iguales y solidarios en el deber de perfeccionamiento, de trabajar su piedra, reconstruyendo su templo y el de la humanidad, caminando cada uno, hacia su centro de la luz, hacia la cúspide de su propia conciencia.  La Masonería es el ámbito donde gente de lugares sociales muy disímiles, diferentes profesiones, edades e intereses se reúnen en un mismo espacio, y, de no ser por la Masonería jamás se hubieran relacionado.  

Esto es lo que nos permite “reconocernos”.  Ese es el espíritu del “ágape” y la actitud debe ser de beneficio para todas, evitando tocar temas sensibles, rechazando toda agresividad, evitando discusiones estériles y actitudes de superioridad.  No deben existir acciones autoritarias, ni limitación del tiempo.  La comida compartida en el ágape, debe ser congruente con el objeto de la reunión, nada de comilonas, ni de menús gastronómicos, se debe ofrecer a los invitados un equilibrio en diversidad, cantidad y sabor.  El equilibrio que recuerda uno de los significados simbólicos de la plomada y el nivel.   

Una de las características más destacable a tener en cuenta en una comida Masónica se basa en el viaje de los cuatro elementos:  
La Tierra, representada por las carnes, las legumbres y las frutas, incluyendo las flores que adornan la mesa;
El Agua, representada por las bebidas;
El Fuego; representado por los alimentos cocidos; y
El Aire que figura en las conversaciones fraternales intercambiadas y por las planchas trazadas, leídas en voz alta en los banquetes de la Orden.

Toda la alimentación debe ser sobria y moderada, dictada por la única necesidad sicológica de comer y beber, que no tiene otro sentido para un Masón, que el de la reconstrucción bioquímica de su organismo, el de una carga energética de su cuerpo.   Tanto el ágape como el banquete de orden son el aspecto exterior, exotérico y colabora en la reconstrucción del templo interior, (esotérico).   A las Iniciadas debemos informarles que no se deben sobrestimar estas comidas y tomarlo como un plan degustativo,  ni tampoco subestimarlas. 
Cada día absorbemos y saboreamos al genio de la naturaleza, y es así como haremos de una comida un banquete tan nutritivo para el alma como para el cuerpo.  Basándonos en esta idea, podemos decir que al comer y beber no hacemos otra cosa que comulgar entre nosotras, alimentarnos y alimentar a los demás; compartirnos unas a las otras “la vida”. Por ello, el Ágape Fraternal es sin lugar a dudas un acto de Unión, o mejor dicho, de Comunión en fraternidad, tanto de carácter material como espiritual.

En muchas obediencias, la tradición de prolongar la tenida con un ágape, se pierde, pretextando la hora tardía de la apertura de los trabajos o del final de los mismos, para evitar esto, es suficiente comenzar los trabajos un poco antes y limitar la duración de las tenidas a dos horas, salvo casos excepcionales.  Asimismo, si hay algún problema económico, es el Maestro de banquetes a quien corresponde recaudar el precio de la comida y no beneficiar al tronco de la viuda.  Y por lo menos debe ser obligatorio el ágape a continuación de una iniciación o un pase de grado.  
El rito francés conserva el Ágape como aquella parte indispensable dentro de la tenida, con la cual se cierran los trabajos.  Si bien en atención a su promesa de silencio como parte de su formación iniciática los aprendices no pueden hacer uso de en trabajos abiertos, durante el Ágape pueden expresar todas sus preguntas, dudas, etc. mismas que serán atendidas y comentadas por los maestros y los demás hermanos presentes.  Después de realizada la Cadena de Unión, el Venerable M.·.  los Vigilantes se dirigen mallete en mano a donde se celebrarán los trabajos de mesa y conceden la palabra en el orden acostumbrado.  La tenida de Orden se cierra al momento en que el Venerable da un golpe de mallete en la mesa y procede al cierre de la Tenida.  
Conclusiones:  personalmente considero que existe una relación directa entre comer y beber y los lazos de amistad.  Si queremos estar en compañía de alguien a quien estimamos o con quien tenemos vínculos personales, lo convidamos a que coma y beba con nosotros.  Si llegan a nuestra casa visitas, obligadamente preguntamos si se desea tomar algo u ofrecemos algo de comer.  Son ejemplos asociados a la relación interpersonal. 
El ágape en Masonería tiene un profundo significado simbólico, filosófico y esotérico, es una parte de la Tenida de Orden que no se debe perder en aras de un pragmatismo productor de una simplificación innecesaria del ceremonial, que refleja poca atención a nuestros antiguos usos y costumbres, cuando no una evidente profanidad, pues se abrevian fórmulas y hasta partes completas del ritual so pretexto de lo corto de tiempo de que se dispone para la tenida, pero saliendo de ella se aprovecha para comer y beber en restaurantes y bares sin la menor preocupación por el tiempo.  Compartir el pan, y el vino es un rito que afianza la relación entre las personas y nos permite reconocernos como Hermanas, y me agradaría terminar con la expresión:   ¡TODAS PARA UNA; UNA PARA TODAS!
S.·. F.·. U.·.
Es mi palabra
Beatriz Noto
Pr.·. Vig.·.

BIBLIOGRAFÍA:

Rituales del Rito Escocés Antiguo y Aceptado.  

martes, 31 de marzo de 2015

CARIDAD y FILANTROPÍA:

A L G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

Valle de Remedios de Escalada, 9 de marzo de 2013, e\v\.

Ven.·. M.·.
Qq.·. Hh.·. Mm.·.
Qq.·. Hh.·. Cc.·.
Qq.·. Hh.·. Aa.·.

CARIDAD y FILANTROPÍA: 

¿Qué es la Caridad?, es lo mismo que la Filantropía?

Como mujer masona, que ha recibido muchos dones de nuestra Institución, pensé poner a consideración entre mis Vven.·. Hh.·. Mm.·. el tema “Caridad y Filantropía”, en un intento de establecer la diferencia entre ambos conceptos desde el punto de vista Masónico. 

La palabra caridad etimológicamente deriva del latín, caritas, caritoris, significa compasión, misericordia, altruismo, generosidad, concepto que desde sus principios la doctrina católica instituyó como propios. 

La palabra filantropía, deriva del griego, y el término fhilos se traduce como amor, o como “amante de”.  Antropos, es amor a la humanidad.  Tiene sinónimos en común con caridad, ambos términos significan: altruismo, caridad, generosidad, desprendimiento.  En cierto modo si las tomamos en su acepción simple, caridad y filantropía son casi sinónimos. 

La caridad es una de las virtudes teologales junto a la esperanza y la fe, conceptos que desde primer grado la Masonería nos pide internalizar.  Es la virtud del amor, por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas., y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  San Agustín dice que la culminación de todas nuestras obras es el amor.   Por ello la Caridad, es considerada la virtud superior a todas. 

En cuanto a la filantropía expresa la ayuda que se ofrece por parte de individuos organizados, que unen sus esfuerzos para asistir a las personas y contribuir a mejorar sus vidas.  

Haciendo historia, el emperador romano Flavio Claudio Juliano quién gobernó alrededor del año 331 hasta su muerte en el 361, tenía por misión restaurar el paganismo como religión romana.  Fue un duro perseguidor del cristianismo, y como método para vencerla, imitó a la doctrina católica y acuño el término filantropía, para suplir al término del cristiano caridad, pero lo implementó institucionalmente con el objeto de vencer la fuerza con que crecía la religión monoteísta en las clases más necesitadas. 

En general cuando se habla de caridad caemos en el error de pensar en el sentimiento de conmiseración que nos conduce a auxiliar al necesitado con donativos pecuniarios, en la dádiva, que tiene que ver con una ayuda instantánea para salir de una crisis. 

La filantropía acarrea un mayor esfuerzo, más responsabilidades y paralelamente más satisfacciones.  Mucho se habla de dar ayuda al que necesita.  Pero ¿no es acaso una limosna vergonzante que solo causa una satisfacción personal egoísta?, tal como se expresa en nuestro Ritual de Iniciación?.  Está relacionado también con el poder que ejercemos sobre quién recibe la dádiva, y con la pérdida de libertad. 

Cuando una persona tiene necesidades pecuniarias, masónicamente, lo que debemos hacer, no es darle un pescado para saciar su necesidad momentánea.  Es darle la caña de pescar, y si es necesario, enseñarle a pescar.  Si no le sé enseñar yo, institucionalmente, se le dará la herramienta.  Allí en ese momento se cumple con la virtud de dar amor al prójimo.  Si yo estoy bien, procuro ayudar a mi hermano que necesita, no le doy una limosna, no le compro lo que le falta, pero que me gusta a mí.  Me desprendo del egoísmo y proveo a mi hermano de la herramienta para que obtenga su subsistencia.  Es mi hermano quién crece, se ve favorecido porque es quién elige cómo invertir y en qué.  Elige cómo cubrir su necesidad.  Evito la limosna vergonzante.    

La Masonería es una institución filantrópica, que practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales.  Sus esfuerzos y recursos están dedicados al progreso y felicidad humana, sin distinción de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y la tranquilidad de las conciencias.  Para nosotras, las Masonas, “Toda la especie humana es una familia dispersa sobre la faz de la tierra, todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales”. 

Cuando nos iniciamos en nuestra vida masónica nos comprometemos a ser solidarias con nuestros semejantes, amar la libertad, respetar a todos los seres humanos como iguales, ser tolerantes, y practicar la filantropía.  Existe además una relación directa entre caridad, y solidaridad, para ello es imprescindible que se respete la propiedad privada.  La mayoría de las veces las medidas solidarias son coercitivas, somos obligados por los gobiernos a sustentar ayudas solidarias que se dan sin discriminación creando diferencias.  Se pretender igualar pero se genera dependencia.  Afecta asimismo, a la propiedad privada, yo soy obligada a dar a quién tal vez, no le corresponda. 

La diferencia entre caridad y filantropía es su aplicación.  Cuando proveo de herramientas a un individuo al que tiendo mi mano le doy la libertad de elegir en qué, cuándo y cómo usar esa herramienta.  Porque amo a mi hermano, le reclamo su esfuerzo personal para que alcance sus metas, por sus propios medios.  Ahí estaré cumpliendo con la virtud Masónica.  Su progreso y crecimiento será nuestro premio.  Hace digno propietario al que obtiene un bien, sea material o no. 

Como conclusión puedo decir que caridad y filantropía, no son dos opciones incompatibles, son complementarias, la caridad es de aplicación excepcional, tiendo mi mano ante la emergencia.  La filantropía debe ser permanente y de ser posible institucional. 

La diferencia de su aplicación es la libertad del individuo al que tiendo mi mano.  Porque amo a mi hermano, le reclamo su esfuerzo personal para que alcance sus metas, por sus propios medios.  Su progreso será nuestro premio.  Hace digno propietario al que obtiene un bien, sea material o no. 

Las mujeres no somos las únicas que debemos ser solidarias, y ejercer la filantropía, es aplicar los principios Masónicos.  Tampoco es cosa únicamente de mujeres.  Es un trabajo de la sociedad toda y que también puede servir para contribuir a evitar las diferencias que existen para nosotras las mujeres como género. 


Es mi palabra
Beatriz Noto
M.·. M.·.

Bibliografía:
Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora. 
Addoum Jorge, ·El Maestro Masón y sus misterios”
Aldo Lavagnini, Manual del Maestro

Fe, Esperanza y Caridad por Julio Torres

lunes, 16 de marzo de 2015

El Protomedicato

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Valle de Remedios de Escalada, 10  de julio de 2014, e.·. v.·.
Ven.·. M.·.
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Qq.·. Hh.·. Aa.·.
Qq.·. Hh.·.todas: 

PLANCHA DE PRIMER GRADO

El Protomedicato
Atención de la Salud en el Virreynato del Río de La Plata

Los primeros médicos que vinieron a esta parte de América preparaban los remedios que aconsejaban.  Así, en el acta del 24 de enero de 1605 del extinguido Cabildo de Buenos Aires, se consigna que el vecindario debía pagar al primer cirujano que solicitó se le recibiese como tal, don Manuel Alvarez, la suma de cuatrocientos pesos al año, más el importe de las medicinas y ungüentos que suministrase a los enfermos de la población. Durante la colonia, se solía llamar Farmacia a la profesión, vocablo que designa la ciencia y la profesión y no el local donde se preparan y expenden las drogas.  Botica se llamaba al establecimiento que es la oficina en que se hacen y despachan las medicinas o remedios para la curación de las enfermedades, siendo el  Boticario el Profesor de farmacia, que prepara y expende las medicinas.  
En el año1.770, Don Agustín Pica, de profesión Boticario solicitó del Cabildo autorización para ejercer su profesión en Buenos Aires. De ello informan las actas capitulares del 5 y 26 de mayo de aquel año.  Mientras Buenos Aires no contó con Protomedicato, el Cabildo intervenía directamente en los trámites necesarios para dar validez a los títulos y antecedentes presentados por los médicos, cirujanos, boticarios, etc., cuando se radicaban en la ciudad.  
Asimismo, permitía la instalación de los profesionales, autorizaba las boticas, fiscalizaba su funcionamiento, etc.  Según Gorman, en el Manuscritos Nº45, "el pueblo estaba sujeto para la administración de remedios, aún los más delicados, a la ignorancia de Mercaderes y Pulperos, o a la voluntariedad de Médicos y ejercitantes de esta facultad y de la cirugía, que consultaban demasiado el interés propio".   
El Virreynato del río de la Plata, nace en 1.778 los 50.000 habitantes de Buenos Aires, se asistían con los escasos médicos que había en la ciudad, formados en España, Inglaterra y Francia.  Contaba con tres hospitales: El Santa Catalina, de Defensa y Méjico, destinado a emergencias, (actualmente es Museo Militar), de la Residencia o de hombres, frente a la Iglesia de San Telmo, en la hoy calle Humberto 1°, con 200 camas, construido sobre terrenos expropiados a los jesuitas y el de la Caridad o de mujeres, con 70 camas, próximo a la capilla de San Miguel. Ambos fueron demolidos. Los pacientes que acudían a los mismos eran insolventes y/o menesterosos.  
En 1.782, en el virreinato de las Provincias del Río de la Plata, no había menos de 31 boticas establecidas y 4 botiquines.  De ellos 16 y 3 botiquines se hallaban en tierra argentina, 11 boticas y 1 botiquín en Bolivia, y 4 boticas en el Uruguay.  En Argentina, 9 estaban establecidas en Buenos Aires; 4 en Córdoba; 2 en Salta; 1 en Tucumán; 2 botiquines en Mendoza y 1 en Jujuy.  Pero ya antes de 1.763, existían las boticas de presidio y aún con anterioridad las de los conventos. 
En sus comienzos,  el Protomedicato se encargó de surtir de artículos farmacéuticos a todas las boticas del país, encargándolos en cantidades considerables a las casas de Diego Thomas Fanning de S. Lúcar y José de Llano y Sangines de Cádiz, a cambio de cueros y lanas de vicuña.  Recibíase también de España "los compuestos" y exportábase del virreinato toda clase de árboles y plantas útiles y, "para la Real Botica, todos los géneros medicinales, con las noticias respectivas de su uso y virtudes".  
El virrey Joaquín del Pino crea en 1.881 el Protomedicato y se inicia la formación y capacitación de los primeros médicos nativos.  Su titular fue el Dr. Cosme Argerich.  El 2 de marzo del mismo año se inician los cursos, en los que se inscriben 15 postulantes criollos, que egresan graduados cinco años después, entre ellos. 
La existencia del Protomedicato es efímera y cesa en 1812.   Durante las Invasiones Inglesas fueron excepcionalmente hospitales, los templos de San Juan, de Alsina, donde las hermanas de clausura, las Clarisas, asistieron por igual a ingleses y residentes nativos.  San Ignacio, La Merced, San Francisco, Santo Domingo, Montserrat y otros.  Entre 1801 y 1830 había en la ciudad cerca de 200 médicos, para asistir sobre todo enfermedades pestilenciales que constituían más del 60% de la demanda.  
Por estos tiempos se ignoraba el qué, cómo, cuándo y porqué se contagiaban las personas, los animales, los alimentos, el agua, etc.  Se desconocía la etiología de la generalidad de las enfermedades transmisibles, menos aún la epidemiología, excepto viruela. En la época colonial, hubo sucesivos brotes de viruela, en 1605, 1621, 1641. Años más tarde, en 1774,1792 y 1794. En 1804 el Dr. M. O’Gorman, indicaba las primeras aplicaciones de la vacuna antivariólica descubierta poco antes por Eduardo Jenner.  Después de 1870, se descubrieron los agentes productores de las enfermedades transmisibles.  En 1874 fue el bacilo de la lepra.  Luego, los llamados “cazadores de microbios” Koch, Pasteur, Roux y muchos otros, descubrieron el origen de la mayor parte de las enfermedades contagiosas.  
En 1814, comienza sus actividades docentes con motivo de las campañas militares, la Escuela Médica del Instituto Militar.   En 1821 se crea la Universidad de Buenos Aires, que incluye entre sus carreras, Medicina, con un plan de estudios, mayor de cuatro años.   La ciudad con sus precarios servicios sanitarios, se enfrenta a numerosos brotes epidémicos.  Eran excepcionales los aljibes con agua de lluvia.  Esto exponía a la población a riesgos constantes, sobre todo de enfermedades transmitidas por ingesta, por vía digestiva, durante todo el año o respiratorias agudas, cuando los fríos o las transmitidas por vectores tras las lluvias, (o víricas estacionales como el brote de sarampión en 1812, el siguiente fue en el 1825) y otro de fiebre tifoidea en 1817.  
En Buenos Aires en 1860 y 1864 hubo disentería bacilar, y en 1865 epidemia de sarampión.  Asimismo, se convivía con brotes de difteria, tifoidea, tuberculosis, todas las respiratorias agudas y las estacionales y en las provincias del norte brotes de peste bubónica, tifus exantemático y paludismo, por la ausencia de cloacas y además porque no existían normas acerca de la disposición de excretas, desperdicios, basuras, animales muertos, que contaminaban los pozos y las napas de agua de consumo.   Por la carencia de agua potable que se obtenía del río de la Plata y distribuían para la mayor parte de la población, los aguateros, en enormes toneles, sobre chatas de ruedas muy altas. 
En 1.827 se reestructura el plan de estudios de la Facultad de Medicina llevándolo a seis años.  Los brotes de enfermedades pestilenciales persisten y asedian la ciudad, en esta instancia, escarlatina, en 1.833-36 y 37.   Por decisión del gobernador, el general Viamonte, todos los graduados de la Universidad de Buenos Aires deben servir tres años en los ejércitos de la patria.   
En 1.836, Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires, en nombre de la Confederación, dispone que sólo podrán acceder al título de médicos, aquellos que acrediten fehacientemente adhesión a la causa de la Federación, y por ello renuncian y abandonan la Universidad, varios docentes titulares de cátedras y fundadores de la misma.  
Desde 1853 la Facultad de Medicina, se instala en el Hospital de hombres y se funda el Hospicio de San Buenaventura, para desamparados e inválidos de guerra.  Nace así en 1.865 la Academia Nacional de Medicina que asume las funciones de control sanitario de la población, control de títulos y vigilancia del ejercicio profesional y se crea la Escuela de parteras con una maternidad, que funciona en el Hospital de Mujeres.   En poco tiempo se fundan los Hospitales Español e Italiano.  En 1.867 se desata el brote de cólera con 5.000 afectados, más de 1.500 muertos y una probabilidad de infectados y por consiguiente portadores, 10 a 20 veces superior.  Este brote se atribuyó al retorno de las tropas de la guerra desde el Paraguay, que se reitera en el año siguiente, con menos casos por las medidas de cuarentena.  Retorna en 1882 junto a fiebre tifoidea y después en 1884 y 1886. 
En 1.868 se instala la primera bomba de agua en el río de la Plata, con una toma a 1600 metros de la costa, que era potabilizada y llevada por cañerías de casi 20km. de extensión. Primero en Plaza Lavalle, luego hasta Flores.  Al desatarse en 1.870 la epidemia de fiebre amarilla, con 200 casos, se recobra conciencia de la falta de servicios sanitarios básicos.  Las intensas lluvias de primavera y verano del 70 inundan los pozos negros y las letrinas de los barrios de la zona sur, incluso en la Boca.  
En 1.871 la epidemia se reitera por el arribo de un carguero procedente de Brasil. Fueron quince mil los muertos, que vivían principalmente en los conventillos de Montserrat y el Alto de San Telmo.  Las autoridades gubernamentales abandonan sus residencias del área, como también los habitantes de Montserrat, San Temo y las quintas contiguas de Barracas, instaladas sobre la calle larga del sur.  Emigraron al norte, hacia Belgrano, a una legua y media, en zona baja, en cuanto a cota, aislada del resto y al oeste a San José de Flores.  En el diario La Prensa del 13 de mayo de 1.871 dice.”... La propagación de la fiebre amarilla parece seguir el curso de las cloacas”....
La epidemia de 1.871, suscita una serie de medidas sanitarias, que aluden al tratamiento de las basuras, que debían ser enterradas a determinada profundidad, la desinfección de letrinas, la disposición de los muertos, que llegaron en abril a 300 diarios, con picos de 600. Se crea la Comisión Patriótica para asistir la epidemia que preside el Dr. Roque Pérez y el Dr. Manuel Argerich,  que mueren en la ocasión.   Se habilitan los terrenos de “la chacrita de los colegiales”, como cementerio, que pasa ser Chacarita.   Allí se entierran las primeras víctimas.   Accedían por ferrocarril, tirado por “La Porteña” que manejaba el ingeniero inglés John Allan, que murió en la epidemia.  La mayor parte fueron incinerados y enterrados en el hoy Parque Ameghino. 
Tras el fallecimiento de su por fiebre amarilla, el virrey del Pino en 1.871,  con su legado se construye el hospital de niños, San Luis Gonzaga, que inicialmente dirige el Dr. Carlos Herrera Vegas, mientras el Dr. Ricardo Gutiérrez se preparaba en Europa.  Luego éste lo conduce por 25 años.   En 1.879 inicia su construcción en la manzana de la actual plaza Bernardo Houssay, el hospital Buenos Aires, futuro Clínicas, que pasaría a depender luego de la Facultad de Medicina y en 1882-83 en unas barracas que permitían albergar 40 camas, comienza sus actividades la Casa de Aislamiento, a cargo del Dr. José Penna. 
En 1884 se solicita al ingeniero Coghlan, la realización de los estudios de cotas, desagües pluviales (aguas limpias) y de cloacas (aguas negras) y el saneamiento de los arroyos que recorrían la ciudad de 1 millón de habitantes y una superficie cuatro veces menor a la actual.  Merced a la gestión de José María Ramos Mejía, Eduardo Wilde, José Penna, Carlos G. Malbrán, Baldomero Sommer, Telémaco Susini, Luis Agote, Pedro Mallo y el oriental Carlos Susviela Guarch se crea la Oficina Sanitaria Argentina, para ocuparse de las enfermedades transmisibles, mucho antes que la homónima Panamericana, que nace en la segunda década de siglo XX. 
Sus normas, muy adelantadas a su época, son censuradas por Inglaterra, varios países de Europa central y Brasil, que privilegian el libre comercio, antes que el control de las enfermedades pestilenciales, que llegaban desde Africa, Europa y Asia por el incremento de las comunicaciones.  A Luis Agote le correspondió defender la posición argentina en los foros internacionales.  Fue el descubridor de los procedimientos para hacer incoagulable la sangre y de los grupos sanguíneos. Fue postulado al Nóbel.  
En 1.887 el hospital de mujeres se traslada a su ubicación actual, para ser el Hospital Rivadavia, sobre avenida Las Heras.  El Hospital Francés inicia su gestión y Telémaco Susini funda el Instituto de Patología.   En 1.888, se inicia el Hospital Muñiz. Albergaría allí a las cátedras de enfermedades Infecciosas, a cargo de Penna y luego la de Tisiología (Tisioneumonología).
En 1.890 se crearon el hospital Pirovano, el Tornú, el Hospital de Flores, Teodoro Alvarez y del norte Juan A. Fernández.   Contiguo al Hospital San Roque, se construye la maternidad Eliseo Cantón.  Se sumaron luego la maternidad Lucio Molas, y la Maternidad Pardo.   La expectativa de vida de la población, había crecido de poco menos de 40 años en 1820 a 50 años y más. Argentina estaba por entonces en la cima del conocimiento científico y le esperaban nuevos logros.   Además, el poder central acompañaba esos avances y le asignaba una importancia primordial a la Salud Pública, creando el Departamento Nacional de Higiene, dependiente del Ministerio del Interior.  Además recién en 1928, para la provisión de agua a la ciudad de Buenos Aires, se pasó a la nueva bomba y planta actual, de la avenida presidente José Figueroa Alcorta.  
El Laboratorio Central de Salud Pública de 1.904 fue el primero de América, equivalente a los europeos, el Pasteur de París, Serológico de Viena, Biológico de Berlín.  La construcción del edificio se costeó con un mínimo impuesto a la venta de medicamentos, semejante en su diseño y estructura al Pasteur.   Para su misión y funciones se contrató al director del Serológico de Viena, el Prof. Rodolfo Krauss y se envió a Carlos Malbrán autor del proyecto, a capacitarse a los Institutos europeos citados y se contrataron a investigadores con el fin de capacitar a los profesionales locales.  Allí se produjeron los primeros sueros antiinfecciosos, antiofídicos y antiarácnidos venenosos.  Ese sector lo dirigían Bernardo Houssay y Angel Roffo, que fallece a poco.   Las investigaciones específicas florecen por doquier y se realizan en todo el territorio del país y en los países vecinos y al mismo tiempo sirven para asistir y mejorar la salud comunitaria.  
Llegamos así al premio Nóbel para Houssay, y poco después otro para Luis Leloir, discípulo del anterior. Las propuestas al mismo premio para Armando Parodi, por el descubrimiento de la etiología de las fiebres hemorrágicas y a Abel Cetrángolo por sus investigaciones en tuberculosis.  Y el Nóbel para César Milstein.  En la década de 1.940 el neurocirujano, el Dr. Ramón Carrillo, que mantiene el concepto normativo, lo extiende esto a todas las regiones del país.  Se construyen numerosos hospitales, hasta duplicar la dotación de camas.  Trabajan también Penna y Malbrán y la salud se regionaliza.
En las décadas del 60 y 70, vuelven los conceptos de riesgo y las evaluaciones epidemiológicas con Dr. Carlos Urquijo, creador de la cátedra de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública, ante el nacimiento de las represas hidroeléctricas, por los riesgos de la Esquistosomiasis, endémica en Brasil, vehiculizada por caracoles infectados, también por infecciones hospitalarias; por toxiinfeciones alimentarias; por enfermedades prevenibles por vacunación; por patologías diversas, etc.   
El 22 de agosto de 1.970 se inauguró oficialmente en un acto que se realizó en el local de la antigua farmacia "De La Estrella", declarada patrimonio nacional.  El contenido de dicho museo es inconmensurable, enseña mucho e invita a la reflexión histórica, no sólo es interesante para los profesionales de la medicina, sino también para el público en general.
Qq.·. Hh.·. Además de ser muy interesante este recorrido por la historia de la medicina y de las “boticas” en nuestra ciudad, es muy interesante investigar cuántos de los hoy Hospitales, no sólo de la ciudad de Buenos Aires, sino del interior del país nacieron de Logias operativas que se formaron para dar a luz un centro asistencial y que abatía Columnas una vez cumplido su objetivo.  Pero eso será motivo de otro trazado.
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